domingo, 13 de octubre de 2013

Wolf x Puxa Asturies!!

Amanecía en Villaviciosa, un pueblo al cual hubiera podido pertenecer sin ningún tipo problema e incluso llegar a ser alcalde, pero decidimos abandonarlo lo más rápido posible por miedo a quedarnos enganchados… Poco disfrutamos de este pueblo, lo más significativo de esta parada fue alojarnos en el Hotel Carlos I, el cual recomiendo mucho, y poca cosa más… Hicimos un rápido tour desde el coche y ya nos dirigimos hacia Gijón. 


Toda esta ruta que os estoy contando, la hice con escasos 2 años, y como imaginareis no recuerdo nada, a medida que iban transcurriendo los días, diversas llamadas de teléfono tanto a mi padre como a mi madre sirvieron para “refrescar” la memoria, en cuanto a la ruta, porque imágenes 0. Llegamos a la mítica Gijón, lugar en el que estuve 26 años atrás, pero esta vez si que estaba preparado para capturarla en mi mente y guardarla ahí para siempre. Aparcamos el coche en la Cimadevilla, al lado de la Parroquia Mayor de San Pedro Apóstol, lugar desde el que teníamos una bella perspectiva de la playa de San Lorenzo, que casualmente me recordó a la playa de la Concha de Donosti. De ahí, un rápido paseo por el centro y volteando el barrio histórico de Cimadevilla donde paseamos por un rato hasta llegar al cerro de Santa Catalina donde nos topamos con el “Elogio de Horizonte” de Eduardo Chillida y que casualmente también encontramos una escultura suya en San Sebastian. Chillida-Gijón-Concha-Donosti-San Lorenzo… La extraña pareja…





Esta escultura de hormigón erigida en 1990, mide 10 metros de altura y tiene un peso total de 500 toneladas. El monumento simboliza la unión de la tierra y el cielo, que es la visión que percibimos si miramos al horizonte a través de ella. Además situándonos bajo ella, podremos percibir un efecto sonoro que hace que el romper de las olas se sienta como si tocando el mar estuviéramos… Un efecto sorprendente… Esto lo supe gracias a mi gran amigo Oscar, al cual justo llame desde ese punto tan mágico.


Proseguíamos con la ruta cultural que el tío Michele había ideado, y llegaba el turno de las impresionantes iglesias del prerrománico asturiano situadas alrededor de la capital asturiana: Oviedo. Además este movimiento arquitectónico fue considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad. 


Vimos un total de tres: la iglesia de San Juan de los Prados, la iglesia de Santa María del Naranco y la iglesia de San Miguel de Lillo. Todas ellas construidas durante el s. IX, la primera durante el reinado de Alfonso II y de estilo prerramirense o alfonsí (792-842) y las dos últimas durante el mandato de Ramiro I y de estilo ramirense (842-850). Fueron sólo ocho años de reinado, pero en este espacio corto de tiempo que el arte asturiano alcanzó su máxima expresión.


Iglesia de San Juan de los Prados


Iglesia de Santa María del Naranco


Iglesia de San Miguel de Lillo

Era domingo y llegábamos a Oviedo, en el centro habían montado un mercado medieval por el cual paseamos dirigiéndonos hacia la catedral de San Salvador. Por el camino disfrutamos de algún que otro tentempié, como empanadas de pulpo, carne, pan artesanal... Enfrentamos la catedral de estilo gótico iniciada en el s. XII y terminada cuatro siglos más tarde. Otra "foto" de catedral archivada en la memoria. Nos dirigimos nuevamente hacia el coche, ya con la idea de cruzar a León, no sin antes pararnos en una sidrería para degustar una botella de este típico brebaje asturiano. La sidra, se fabrica con el zumo fermentado de la manzana y tiene un mínimo de 3% de alcohol y un máximo de 8%. Tiene una forma muy especial de servirse, se escancia a la mayor altura posible separando ambos brazos (el de la botella de sidra y el vaso). El resultado si eres novato, como nosotros, es beberse dos culetes, máximo 3 de una botella entera. La experiencia fue divertida... 




El momento de la despedida llegaba, abandonábamos Asturias por el famoso túnel del Negrón, popularmente conocido como el túnel del tiempo, que conecta Asturias con Castilla León. Fue en este trayecto y al volante del coche donde empecé a preguntarme: ¿Oviedo o Gijón? Y la respuesta fue clara… Gijón… ¿El motivo? Claro… El mar… ¿Madrid o Barcelona? Siempre el mar… Y no tengo nada contra Oviedo, me pareció una ciudad muy bonita, al igual que Madrid pero nací y crecí toda mi infancia viendo la inmensidad del mar frente a mis ojos, tan sólo tenía que asomarme a la ventana para verlo, lo miro y sueño…

Llegábamos al fin del túnel y una luz cegadora se veía al final de éste… ¡Era el SOL! No podía ser… 4km atrás dejábamos una Asturias nublada, con niebla, apunto de lluvia para encontrarnos con un Sol espectacular… Fue entonces cuando entendí las palabras de la recepcionista del hotel de Villaviciosa, “…abandonareis mi tierra por el túnel del tiempo, cambiaréis la lluvia por el sol, pero dejareis atrás la parte más bella...”

 ¡PUXA ASTURIES!

sábado, 28 de septiembre de 2013

Wolf x la Autovía del Cantábrico!!

Despertaríamos con el rico sonido de la lluvia, creo que es uno de esos placeres ocultos que todos disfrutamos… Cama Vs Lluvia… A Wolf le encanta… Aunque no duro mucho el goze, ya que había que ponerse manos a la obra… Un rápido desayuno en un bar que enfrentaba el Cantábrico, y donde cayó el primer café por parte de la Embajada Italiana y al cual no dí mucha importancia. Unas rápidas instantáneas del centro histórico de la ciudad y nuevamente a la autovía del Cantábrico.


La siguiente parada sería: Santander, capital de la comunidad autónoma de Cantabria. Fue una visita realmente fugaz en la que nos centramos única y exclusivamente a conocer la catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Una catedral de estructura principalmente gótica y que fue construida entre finales del s. XII y el XIV. Estaba formada por dos plantas superpuestas, donde abajo se encontraba la cripta y un claustro con dependencias ajenas. De todos modos, todo esto era más fácil con el tío Michele, ex profesor de Historia y Filosofía, el cual nos hizo la visita mucho más amena. Lo clasificaría en ese grupo de personas que considero como libro abierto, pregunta igual a respuesta.


Proseguiríamos la ruta hasta una pequeña ciudad con encanto medieval: Santillana del Mar, conocidamente como “la villa de las tres mentiras”, puesto que no es santa, ni llana, ni tiene mar. Esta villa fue declarada conjunto histórico-artístico en 1889 y no es para menos, este pueblo es realmente un viaje a través del tiempo y no se si es algo personal, seguramente sí, pero soy un enamorado de los pueblos medievales… De hecho estoy prácticamente seguro de que Wolf inició a realizar sus primeras apariciones durante esta época, “dentro del caos de opiniones sobre la licantropía una de las que tuvo mayor fuerza durante la Edad Media Comeríamos en un pequeña posada antes de retomar la ruta, donde caería el 2do café por parte de Italia. Sería un España 0 – Italia 2. 




Dejamos Santillana a nuestras espaldas bajo la lluvia, como no, y un gran grupo de peregrinos. Nuestra siguiente parada estaría 30km Oeste, concretamente San Vicente de la Barquera, un municipio de extraordinaria riqueza natural y patrimonial. Quede asombrado ante tanta belleza… y por primera vez puedo decir que el tiempo acompaño, y no porque hubiera parado de llover e hiciera Sol, todo lo contrario, las nubes y la lluvia le daban un toque místico a este precioso lugar del cual quedé prendido.  Hicimos una pequeña parada en el puerto de pescadores donde justo vimos llegar a las embarcaciones repletas de pescado, entre ellos, cabrachos, sardinas, merluzas, rapes… Seguidamente nos dirigimos a dar un paseo por el casco antiguo de la ciudad, llegando hasta el castillo del Rey y entrando en la iglesia de Santa María de los Ángeles, templo gótico que fue mandado a construir en 1210 por el rey Alfonso VIII, probablemente, sobre alguna construcción religiosa anterior más modesta. Y para terminar, retrocedimos hasta el puente de la Maza, considerada una de las obras más importantes del medievo, para cumplir con la tradición… Aguantar la respiración durante el más de medio kilómetro de largo que tiene el mismo, ¿la recompensa? Un deseo…










La jornada estaba siendo intensa, visitas fugaces en un viaje fugaz, la verdad el tiempo del que disponíamos era más que ajustado y había que aprovecharlo al máximo… Dejábamos Cantabria para adentrarnos en Asturias, concretamente en el pequeño municipio de Llanes. Esta visita fue aún más fugaz que nuestro viaje, fue salir del coche, dar un paseo por la cofradía de los pescadores de Santa Ana para echar un vistazo a la reciente obra realizada por el pintor vasco Agustín Ibarrola conocida como “los cubos de la memoria”, pasear por la parte vieja del pueblo y directos al coche, eso sin antes tomarse la Embajada Italiana el 4to café del día, olvidé recordar el de San Vicente, iban a café por pueblo…






 Y estaría por llegar el último tramo del día, un Llanes – Tazones, dejando mochilas en Villaviciosa, lugar donde haríamos noche. Encontramos este pequeño hotel de 2* llamado Carlos I enclavado en un antiguo palacete del s. XVI, un alojamiento con mucho encanto y muy económico para ser el lugar que es, habitación doble + desayuno 40€. Pues lo dicho, dejamos las mochilas y rápidamente al coche antes de que oscureciera, teníamos Tazones cerca, un lugar que trae gratos recuerdos al tío Michele, ya que fue un lugar donde hace más de 40 años había parado junto padre y hermano para comer y con esa misma intención íbamos. Tazones esta situado a tan solo 11 km de Villaviciosa y esta situada en la desembocadura de la ría con el mismo nombre, es asimismo famoso por sus mariscos: centollo, langosta, bugre, percebes, almejas, navajas… Eso sí, al llegar nos llevamos un grata sorpresa, y eso que el pueblo estaba completamente vacío, restaurantes vacíos… Los precios de las cartas eran impagables. Así que vuelta a Villaviciosa y menú de 3 platos y postre por 11€, y esta vez, sin café... 


Tazones

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La familia Wolf crece...

Terminado el trabajo, ya sólo quedaba disfrutar de las ansiadas vacaciones... Todavía nos quedaban 10 días por Donosti y este final terminaba con una visita muy esperada por mi niña, la llegada de sus queridísimos tíos Ana y Michele, a los que tuve el gran placer de conocer. Todo empezaría en el aeropuerto de Loiu, a unos 12 km de Bilbao. 


Llegaron a eso de las 10:00 de la mañana, yo estaba un poco nervioso por el simple echo de “hacer la familia” más grande, eran los tíos más amados por Dora y yo no quería defraudarlos. La primera impresión fue buena por ambas partes, al menos eso creo, y el resto sólo cuestión de tiempo. Bilbao nos recibió con lluvia, como era de esperar, pero eso no fue impedimento alguno para recorrer las bonitas calles de la capital Vizcaína. Nos paramos a reponer fuerzas en un restaurante situado en el centro histórico, muy cerca del puente de San Antón. Tras el café, fuimos a buscar el coche para acercarnos al más que famoso Guggenheim de Bilbao, un museo de arte contemporáneo diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry. Este edificio es una de las maravilla de la arquitectura moderna, y pertenece al selecto grupo de los 12 tesoros de España, entre los que están la Alhambra de Granada, la mezquita de Córdoba, la Sagrada Familia de Barcelona, entre otros… (http://es.wikipedia.org/wiki/12_Tesoros_de_Espa%C3%B1a) Por fin Wolf pudo tachar la visita a este museo de su lista de quehaceres. 


 Puente de San Antón





Les ofrecimos a los tíos dos planes:
A)    San Sebastian – Pueblos guipuzcoanos – País Vasco francés
B)     Bilbao – Cantabria – Donostia…

Al final ni uno ni otro… sería el plan ideado por el tío Michele… y menudo planazo… Agarraros… Salimos del museo Guggenheim con las ideas claras de lo que nos depararían los siguientes días, yo contentísimo con la idea, porque era una fantástica oportunidad de volver a ver lugares que no veía desde que era un niño, lugares que básicamente no recuerdo… 

Tras Bilbao, la siguiente parada sería el pequeño pueblo de Castro Urdiales, situado en el extremo oriental de Cantabria y a tan solo 40km de Bilbo. Sería en este lugar donde haríamos la primera noche. Antes de irnos a dormir, dimos un paseo nocturno por la iglesia de Santa María de la Asunción y el castillo de Santa Ana. La lluvia nos seguía… 



Iglesia de Santa María de Asunción

...Continuará...

domingo, 8 de septiembre de 2013

The Basq Wolf

No puedo creerlo… El País Vasco llegó a su fin y yo no tuve tiempo alguno para relataros dicha experiencia, que sin duda alguna acabo siendo una de las más difíciles vividas hasta ahora.

Se sumaron varios factores, el económico, el laboral y el amoroso… El que yo personalmente conozco como el Triángulo de las Bermudas, si uno de ellos no va bien, el resto tampoco… Es jodido pero es así…

Terminé renunciando a Akelarre, iniciarme en un restaurante 3* Michelín sin experiencia alguna fue una decisión algo precipitada. A pesar de que pudiera haber terminado el año sin problemas, sentí que estaba tocando la punta de la pirámide sin tener aún una base segura. Además de esto, se juntaron los problemas económicos, así que cuando cerró Akelarre por vacaciones, entre 27 de Enero – 27 de Febrero, decidí buscarme un trabajito por la ciudad, y fue así como llegué a Andra Mari (http://www.andramarirestaurante.com/). Llegaba también como prácticas, así que estábamos en las mismas, pero al menos era un grupo mucho más reducido y en el cual se tocaban mucho más las bases de la verdadera cocina. Durante ese mes, inicié a cuestionarme el retorno al Akelarre, y comencé a hablar con los jefes de Andra Mari, los cuales, dos días antes de volver supuestamente a Akelarre, me ofrecieron un contrato de prácticas con una remuneración de 350€, más los 100€ que me ahorraría en gasolina al mes para subir y bajar a Igeldo. Acepté sin dudarlo… 

La otra gran movida era la del piso, al cual entramos firmando un contrato de un año, y no se si lo sabéis, pero San Sebastian posiblemente sea la ciudad más cara de España… Pagábamos un alquiler de 1040€ por un piso de dos habitaciones en cual vivíamos 4, por lo que el total era de 520€ por pareja, a lo que le añadimos los 100€ de gasolina y restamos al salario que recibía mi chica en un hotel 5*, trabajando 50h a la semana, que era de 900€ (una puta vergüenza)… Nos quedábamos en 140€ por persona al mes…

Mi chica estaba teniendo problemas en el Hotel Maria Cristina 5* y justo dos semanas después de que firmara contrato con Andra Mari a ella no la renovaban… Y encontrar trabajo en San Sebastian en Marzo es tarea prácticamente imposible… Así que acabamos optando por alquilar nuestra propia habitación por días a través de la página www.airbnb.com y gracias a ello pudimos pagarnos los alquileres de marzo y abril… ¡Nosotros al salón!


Y fue en Abril, tras el despido de un chico de barra, y el paso de dos camareros en prueba que no gustaron nada al jefe que se me ofreció a mí pasar de la cocina a la sala… Mi respuesta inicial fue no, pero 1500€/mes sobre la mesa cambiarían mi opinión… Fue entonces junto a Dora cuando decidimos que Donostia había llegado a su fin… Y así se lo comuniqué al jefe: “David, por este mes te haré el favor de permanecer en sala, pero en Mayo me vuelvo a Barcelona, no he venido a San Sebastian a trabajar de camarero.” Y así fue… 

Fue transcurriendo el mes, para mí, el mejor mes de los 7 que finalmente vivimos en la capital guipuzcoana. La comodidad laboral, más la gran mejora en lo económico se noto mucho en casa y a todo esto se añadía la gran familia de Andra Mari, formada por: Elza, Meli, Arantxa, Héctor, Alberto, Chile y Pepe al cual se le añadía otro gran personaje: Iñaki Sarasketa, una entrañable persona que nos hacía el día a día más feliz con sus increíbles historias, nada más y nada menos provenientes de una leyenda viva del País Vasco. 


En mis 10 años en la hostelería este sería uno de los mejores equipos con los que jamás haya llegado a trabajar... 
"...Eskerrik Asko Senideok..."

lunes, 3 de junio de 2013

Wolf en, "Primer día en un 3* Michelin"

Pastelería... Si, como escucháis .. Por dentro pensé, joder, no podía haberme tocado partida peor, no tenía ni las más pajolera idea de pastelería, aunque lo mismo hubiera pensado de cualquier otra partida... No había más que ponerle dos huevos y hacer una buena crema pastelera. Me presentaron a los que serían mis compañeros de partida, Issam jefe de partida, llegado recientemente al restaurante desde Madrid y de origen marroquí, Paula, alicantina y  segunda de pastelería, Pedro conocido en la cocina como el Macarrón de Javea y por último otro chico en prácticas y el cual me sacaría de muchos apuros y que me ayudo muchísimo en mis inicios, Cesar, un chico peruano con mucho talento. Estaba rodeado de los mejores y pocos minutos pasarían para que se dieran cuenta de mis pocas aptitudes. Tras la rápida y breve presentación llegaba la hora de ponerse a trabajar, recuerdo que mi primera tarea fue la de cortar un membrillo en lonchas bien finitas con ayuda de la corta fiambres, todo un reto para alguien que nunca había tocado una de estas máquinas. 

La mañana fue sucediendo poco a poco y junto a Cesar fuimos preparando una espuma de limón, un baño de nata y chocolate, la mezcla del poroso de coco y poca cosa más, era el primer día y aún no estábamos abiertos al público, sería al día siguiente el primer servicio. Llegaba la hora de comer, fui de los últimos en servirme, y quedaban pocos sitios donde sentarse, así que me dirigí al único asiento disponible. Al llegar vi que la jarra de agua estaba vacía, pensé, voy a llenarla para que todos podamos beber y en el camino me cruce con Nico alias Chile, el cual me ofreció hielo de una maquina en la que pone claramente: NO COGER HIELO. Yo acepté, ¿¿que iba a decir?? Al volver al asiento con la jarra de agua repleta de hielo, escucho a un tal Bustillo, según podía leer en su chaqueta: "¿¿quién me ha robado la jarra de agua??" A lo cual conteste: "Yo". Al mirar este que la jarra estaba rebosante de hielo, me preguntó: "¿¿Qué hay en la jarra??" Conteste muy honestamente: "Agua", "¿y que más?"; añadió él. Un poco de hielo le dije (mentira, porque estaba a full). A lo que me señaló la máquina de hielo y me volvió a preguntar: "¿y qué pone en la máquina de hielo?" Giré la cabeza buscando contacto ocular con la puta maquina de hielo y veo en letra enorme nuevamente: NO COGER HIELO. Zas en toda la boca... "¿Y si se lo digo al bigotitos?" Concluiría el... Yo ya no sabía que decir... Lo más seguro un tímido "no volverá a pasar" Pero lo peor no terminaría aquí, tras la humillación por unos cuantos MUCHOS bloques de hielo, me disponía a sentarme a comer tranquilamente y en el momento que mi culo estaba haciendo contacto físico con la silla, el mismo protagonista, el señor Bustillo Lendakari me acabó de hundir con un: "Tu, este es mi sitio, así que siéntate donde puedas" A lo que no conteste nada, levanté la cabeza y no encontré ningún asiento libre, por lo que me dirigí a la parte trasera de la cocina y me puse a comer en la partida de cuarto frío, solo, lejos de él y lo mejor de todo, pacíficamente.


Por suerte, ese día sólo tendríamos que trabajar hasta las 17h, así que salí echando ostias del restaurante, quería respirar aire puro, las lágrimas estuvieron apunto de invadir mi rostro, una mezcla de frustración y rabia estaban controlando mi ser, y yo no podía responder de la forma a la que estoy acostumbrado. En fin, tiempo me dije, tiempo... En casa me esperaba Dora, mi amor, menos mal, alguien de confianza con quién poder desahogarme, y de lo lindo. La primera semana nos alojamos en casa de una chica alemana bien maja: Delia, sólo 1 semana porque estaba esperando una chica que ocuparía la habitación en la que estábamos nosotros, así que tras una mañana intensa en casa de Subijana, tocaba visitar pisos por la tarde. Pero seguíamos sin encontrar nada, ninguno de nuestro gusto y todos muy fuera de nuestro alcance económico. Sabíamos que íbamos a una ciudad algo cara, pero no tanto. San Sebastian señores, es la ciudad más cara de toda la Península. Durante los 10 primeros días, esta sería nuestra rutina...

Los días iban pasando en la cocina, cremas pasteleras quemadas, helados de gorgonzola a la mierda por reventar la bolsa en la máquina de vacío, porosos destrozados por pequeños golpes, fresas nitrogenizadas tiradas a la basura por darles una forma algo más parecida a la de un melocotón... Aún así yo trataba de seguir mostrando tranquilidad en mi interior, aunque por dentro era todo lo contrario, IBA ATERRADO a trabajar... Tengo que reconocer que más de una vez pensé en echarme atrás, pero el orgullo me lo impedía, tenía que ser paciente y veía en el final de esta experiencia mi única válvula de escape. En la cocina pasaba desapercibido, tampoco estaba en la posición de hablar, corregir, recomendar, porque no tenía ni puta idea de nada, vaya cojones los míos... Me tocó soportar las primeras semanas más de un comentario doloroso, pero nadie ni nada podía hundirme  de mucho peores he salido a flote... 


Wolf en su primer día en Akelarre

miércoles, 23 de enero de 2013

Wolf x el País Vasco

Capítulo 1

Llegó el tan esperado momento, más de un año desde que me confirmarán una plaza para realizar un stage en uno de los restaurantes más importantes de España, el Akelarre del chef Pedro Subiajana. Todo comenzaría en Madrid, donde haría una visita fugaz a mi queridísima madre con el objetivo de heredar por un año el mítico Opel Corsa que a tantos lugares nos ha llevado. Esta vez sería yo el conductor, y San Sebastián el destino. 


Con el coche cargado de ilusiones poníamos rumbo a Donostia, un tramo algo atrevido para un novel, es más, está sería mi primera vez al volante tras aprobar el examen unos días antes... Un total de 450km son los que separan Madrid de la capital guipuzquana, eso sí, decidimos que lo mejor sería hacer una noche en el camino, concrétamente en un pequeño pueblo llamado Oñate, a 85km de nuestro objetivo. El motivo de alojarnos en este pueblo era por su cercanía al pueblo de Araotz, lugar en el cual sabemos que mis bisabuelos dieron sus primeros pasos. Para los que no lo sabían, mis antepasados por parte de padre son de origen Vasco, de apellidos Pablo Elorza y fue en su juventud que inmigraron a Chile en busca de una mejor vida. Mi curiosidad por saber algo más sobre mi pasado nos llevo a Mikel, recepcionista de la Pensión Ongi de Oñate, al que pregunte si conocía algún Elorza por la zona. A los 5 minutos, tras explicarle toda la historia, ya estaba telefoneando a un conocido suyo con el mismo apellido. No se encontraba en el País Vasco pero nos dió su permiso para ir a visitar su caserío situado en Araotz, curiosamente de donde vienen mis ancestros. Al día siguiente y junto a Mikel nos dirigimos a este pueblo situado a pocos kilómetros, y tras superar un verdadero camino de cabras llegamos al baserri (casa rural Vasca) de los Elorza, ¿quién sabe si algún día esto perteneció a mis bisabuelos? Las sensaciones eran extrañas, sabía que algo más que lo profesional me traía a esta tierra y ese es mi pasado... Aquí empezaría una gran parte de mí.


Ayuntamiento Oñate



Caserío de los Elorza

Tras dar un paseo por el diminuto pueblo de Araotz fuimos a visitar el precioso Santuario de Arantzazu, donde se venera a la Virgen de Arantzazu, patrona de esta provincia y que se habría aparecido en 1496. Su basílica construida en los años 1950, es una obra arquitectónica de gran importancia en el País Vasco. Nuestra próxima parada sería la ya nombrada San Sebastián.

 

Plaza Araotz




Santuario Arantzazu



Llegamos un 15 de Octubre, tres días antes de dar inicio al stage en el restaurante Akelarre. Tres días en los que nos dedicamos a buscar piso como locos, pero no hubo suerte... Mis prácticas ya daban comienzo...

Nunca olvidaré el primer día... Al volante del Opel Corsa, y haciéndome las mismas preguntas que me había estado haciendo durante todo el año, ¿seré el único sin experiencia en cocina? ¿como será mi nivel respecto al resto?... Aparqué el coche en el parking del establecimiento y llegué a la aula de cocina donde me encontaría con 7 personas más: Blanca (Talavera), Dani (Sevilla), Agustín (Granada), Alex (Porto), Fran (del pueblo de las galletas), Borja (Vitoria) y Ruben (Tóledo), con este último intercambiaría mis primeras palabras. Al rato aparecería Natalia Lopez a la que porfin le puse una cara tras varios mails y por último el capitán del barco: Pedro Subijana. Se me pasaba de todo por la cabeza, no sabía que coño estaba haciendo ahí en ese preciso instante, no podía creerlo... Y sí, mis preguntas empezaron a encontrar respuestas, yo sería el único sin experiencia y mi nivel el más bajo... Subijana terminó con un: "Prepararos chicos que tenemos mucho trabajo" Aún tenía la estúpida esperanza de marchar a casa y poder así mentalizarme de verdad, pero no fue así... Tras cambiarnos, llegamos a la cocina, para que os hagáis una idea, tiene aproximadamente unos 70m cuadrados. Nos darían los delantales, a mi con un solo cordon y yo tratando de averiguar como coño ponérmelo  pregunte a Ruben, "eh loco como coño me pongo esto" y me corroboró que me faltaba otro de los cordones para poder así atarme el delantal a la cintura... Empezábamos bien... Lo siguiente que oiría sería: "Felipe, pastelería"...