martes, 1 de mayo de 2012

Wolf x Menorca


Imagino que tan solo soy uno más de los tantos que se han enamorado de Menorca… Que belleza, que playas, que comida, que colores, que tranquilidad… Este lugar es un puto flechazo directo al corazón. 


El motivo de la visita, era la celebración del cumpleaños de mi niña que ha venido a pasar 20 días entre Barcelona y Roma, y puedo decir que ella también es una más de la lista interminable de personas que se han quedado atrapados con los encantos de la isla. Las fechas que escogimos, del 24 al 26 de Abril, resultaron ser idóneas debido a que la temporada no comienza hasta principios de Mayo, lo que significa que teníamos la posibilidad de disfrutar de Menorca prácticamente a solas. 


Durante la semana anterior al viaje, el clima en Barcelona no había acompañado nada por lo que llegué a imaginarme lo peor, una Menorca gris y nublada… ¿Y cómo nos recibió Menorca? ¡GRIS y NUBLADA! El primer día nos decidimos por el norte, así llegamos al puerto pesquero de Fornells, donde nos dimos un paseo hasta la torre defensiva que protege el pueblo y donde nos cayeron las primeras gotas, peor inicio imposible. Desde ahí nos acercamos a unas playas cercanas: Binimel•la y Pregonda. La primera no me pareció muy especial, no se si era porque el tiempo no acompañaba o por la playa en sí… Así que nos pusimos en camino a playa Pregonda, que está a unos 20-30 minutos de Binimel•la… En el camino, el cielo se fue abriendo y abriendo… Nos desviamos un poco del sendero y vimos una pequeña calita, cuando llegamos el cielo estaba totalmente abierto, el SOL reinaba en el norte y nosotros nos dejamos llevar... No se si esa cala tendría nombre o no, pero nosotros la bautizamos como Cala Venuti, estaba justo al frente de playa Pregonda, que por cierto es muy muy bonita. Llegó el primer baño, y todo hay que decirlo, el agua estaba jodidamente FRÍA, 10 minutos fueron más que suficientes. Ese es el precio que hay que pagar por una Menorca desierta… 









Tras unas horas decidimos seguir de ruta por el norte, próximo destino: Cala Pilar. En poco menos de 45 min llegamos al estacionamiento de Els Alocs, toda una aventura llegar hasta ahí, os encantará el camino de rocas, charcos y desniveles. Llegaréis a una casa homenaje a Miguel de Cervantes, que da el inicio a la caminata de unos 20 minutos hasta la cala Pilar. Es brutal… La contemplamos desde lo alto, el viento que soplaba del norte convertía sus aguas en inexpugnables, el ruido de las olas al chocar con las rocas y el soplido del viento convertían cala Pilar en un lugar místico… Sólo la compañía de un perro nos distrajo de tanta belleza, sobretodo a ella… 





Era hora de buscar un refugio, sabiendo que al día siguiente nos dedicaríamos al sur fuimos en búsqueda de algo por esa zona. Nuestra sorpresa fue al ver que la mayoría de establecimientos turísticos estaban cerrados y los pocos que estaban abiertos no eran lo que buscábamos… Así dimos con una señal de Hotel Rural a las afueras de Es Migjorn, el caminito de cabras indicaba a que iba a ser un lugar espectacular, y así fue, el lugar la ostia, lo que nos asustamos con el precio: 175€… ¡Mamma mia! Pedimos recomendaciones, queríamos un lugar con encanto y creo que nos envió a una de las perlas de la isla: S’ Engolidor, una antigua casa de campo del s. XIX perfectamente dirigida por Pere, un joven hostelero de 29 años nativo del pueblo, que os hará la estancia muy agradable. El establecimiento cuenta con tan solo 4 habitaciones, todas ellas con nombres de personajes emblemáticos del pueblo además de un restaurante con terracita en la planta principal en la que como su propio dueño dice: “Servimos comida menorquina”. No dudamos en probarla… El coste de la habitación en temporada baja es de 30€ y de 70€ en temporada alta más el desayuno

Os dejo el contacto: 00 34 971 370 193 
         www.sengolidor.es
         C/Major 3, Es Migjorn Gran 




La habitación


Greixera de Queso


Calamar relleno


Dorada con cebolla confitada


Con Pere

Tras recuperar fuerzas con un buen desayuno nos dirigimos a las playas del sur. A tan solo 10km teníamos la playa de Santo Tomás, lugar desde donde comenzaría el paseo de 15 minutos hacia la playa de BINIGAUS. Caminamos y caminamos hasta llegar a una playa larguísima, que sí, era bonita pero era demasiado grande, buscábamos más privacidad, ¡incluso teniendo esa playa tan grande para nosotros solos! Así que continuando la travesía hacía el Este, hay un momento en la que la playa te ofrece pequeñas calas privadas donde no dudamos en plantarnos… Creo que llegaron a pasar 3 personas por delante nuestro en 5h, las cuales se buscaron sus calitas privadas aún más al Este. Espectacular BINIGAUS, creo que fue la playita donde mayor tiempo estuvimos. Inmediatamente al llegar ya nos dimos cuenta de la diferencia de las playas del norte con las del sur, las primeras son mucho más rocosas, muy parecidas a las de la Costa Brava y las últimas son playas más “paradisíacas”, de arena blanca y aguas turquesas. 



Dora y su amiguita



Decidimos continuar con el camino y a eso de las 16h llegamos a Santa Galdana, donde hicimos un rápida parada para tomar un café y para seguidamente poner rumbo a las calas de Macarella y Macarelleta. Fue el camino más largo que hicimos, 30 min o inclusive un poco más, eso sí, muy entretenido, para nada pesado. Macarella es una playa lindísima, pero se ve muy “comercial”, os encontrareis con un restaurante, que estaba cerrado, pero que en verano debe estar a reventar e incluso una casa de vigilantes de la playa, eso ya nos mató un poco el encanto del sitio, así que continuamos con la caminata hasta Macarelleta, y eso sí señores… Genial, no veía aguas tan turquesas hace mucho tiempo, lástima que no pudimos disfrutarlas ya que llegamos a una hora en la que el sol apenas daba a la pequeña Cala y tuvimos que conformarnos con Macarella, pero lo poco que ví la recomiendo 100%, también decir que habían unas 5 personas y que nosotros ya nos habíamos puesto en un plan muy elitista, o solo nosotros o nada.




Llegada ya media tarde pusimos rumbo a Ciutadella, para esta segunda noche teníamos reserva hecha, un lugar muy especial, era la sorpresa, el regalo de cumpleaños, como no, ella no sabía nada de hacia donde estábamos yendo. Situado en pleno corazón del casco antiguo se encuentra este mágico lugar conocido como Hotel 3 Sants, y no se si el nombre es debido a que son 3 santos hermanos los que lo dirigen, pero créanme, realmente lo son. Nos recibió muy amablemente Jose, que nos mostró orgulloso los encantos de esta joya Menorquina, y nos habló un poco de la historia del edificio, que según dice es un gran casa señorial del siglo XVIII y que han rehabilitado con el máximo respeto a la arquitectura tradicional de piedra. Disponen de 8 habitaciones, 8 cuentos de hadas, a nosotros nos tocó la número 8, la situada en la última planta. Cuando vi la habitación flipé, me quedé boquiabierto y así la veía a ella, teníamos toda una noche para disfrutar de su noche de cumpleaños. Además cuentan con unos baños turcos que están situados en la planta baja, con jacuzzi e incluso un hamman (baños de vapor).  





Creó que levanté 10 años más joven, hicimos uso de todo lo que vimos a nuestro alcance, al llegar de la cena nos fuimos directo al hamman, donde limpiamos nuestros poros y pulmones para luego “refrescarnos” en las aguas de los baños turcos, un poco de jacuzzi y de ahí directos a por un baño de sales en nuestra habitación, cremitas.. Y como no con un corto sueño, pero muy profundo. Momentos como este quedarán grabados siempre en mi retina… 



Era hora del desayuno, donde nos recibieron los otros dos santos María y Jesús. Que delicias, una selección de bollería local, pan artesano, una selección de quesos y embutidos a cada uno más ricos, yogures, cereales y todo esto acompañado de un zumo de naranja recién exprimido, mmm… Estábamos tocando el cielo con nuestras manos   ¿Qué más podíamos pedir? 



Enfrentábamos el último día desde la azotea del Hotel 3 Sants con unas vistas increíbles de la ciudad, la catedral y la bahía. Llegamos a la conclusión de que queríamos volver al norte y así fue… Tras llenarnos de provisiones y regalos nos pusimos rumbo a Playa Cavallería, a unos 40 min de Ciutadella, una playa con mucho encanto, la verdad que los colores de las playas del norte tienen más personalidad, con una tierra rojiza, un fondo muy verde y un agua más oscura que las del sur. Nos pasamos aquí gran parte del día, bañito-sol-bañito-comer-bañito-sol… Fue el día que estuvimos más rodeados, unas 10 gaviotas a la izquierda y otras tantas a la derecha. Decidimos terminar nuestro Menorca Out of Seaton trip en Cala Mica, situada entre Binimel•la y Cavallería. Muy bonita y rocosa. 






Ya de regresó al aerpuerto de Maó sólo faltaba una cosa… 

...Soplar la vela… 


Feliz cumpleaños

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